Contando monedas para comprar cigarros, regreso a mi casa, sumando derrotas. Vuelvo sin excusas, sin paz ni trabajo, y a nuestro futuro le arrancan las horas. Y en casa me espera mi razón de vida, el calor de hogar. Llevo la vergüenza, las manos vacías, la precariedad. Ella sonreirá, "saldremos adelante". A pesar del tiempo sigue siendo bella. La miro y recuerdo. No siempre los planes salen como sueñas, eternas promesas. Estoy cansado de tropezar siempre, del “ya le llamaremos”. Quizá mañana cambien nuestra suerte y acabe este invierno. Podría ser jardinero en Marte, médico de flores, poeta ambulante deshollinador volando en tejados, probador de espejos, o pirata honrado. Quisiera ser hombre al fin al cabo. Podría ser quizá delineante de columpios rojos, un gran nigromante, un cantor de nanas, quizás buhonero, y vender palomas, pócimas y ungüentos. Pensándolo bien, me conformo con menos. Enchufo la radio, no habla de nosotros. La luz de la aurora se vierte en la acera. Ella m...