He soñado contigo sin saber que soñaba... En la gran chimenea crepitaban las llamas, la tarde se moría detrás de la ventana. Te he visto en mis ensueños como un blanco fantasma, alto junco ceñido al aire de mi alma. Te he visto ennoblecido por estrellas lejanas, turbado por la fiebre de mi propia nostalgia. Sobre la alfombra, quieta, te sueño arrodillada. Te sueño como a un Príncipe de los cuentos de Hadas, como a un vikingo rubio con escudo de plata. ¡Qué bien quererte mucho hasta quedar exhausta! ¡Qué bien sentirme siempre, --¡Dios mío!-- enamorada! Me da miedo el vacío que me queda en el alma, el frío que me hiela cuando el hechizo pasa. Yo quiero amarte mucho, con un amor sin pausa, con un amor sin término, como los dioses aman, como los astros, como las bestias y las plantas. Siento celos del leño que acaricia la llama... ¡Igual me abrasaría si tu me acariciaras!